miércoles, 14 de marzo de 2012

Boletin 4

Esta oportunidad que es el diálogo

Karl-Martin Dietz

“¡No puede decirse que aquí reine la confianza!” es la frase que cada vez más gente grita, mientras sale espantada de un trabajo en grupo o de una reunión de trabajo. Las relaciones de trabajo que no se basan en estructuras dirigidas de forma tradicional sino en el trabajo colegiado y en la colaboración entre personas, requieren de confianza en grado sumo. Si se constata en una institución que falta la base de confianza, no podemos encogernos de hombros en señal de que lo sentimos: la existencia misma de la institución está en peligro.
Pero no hay razón para resignarse. La ausencia de confianza entre las personas ha llegado a ser moneda corriente en nuestra civilización - y no debemos quejarnos, puesto que mientras los lazos tradicionales se pierden, aparece la posibilidad de desarrollar una individualidad auténtica y una libertad propia. La pérdida de las capacidades tradicionales – así como la pérdida de la confianza original del ser humano en el ser humano – ha sido necesaria como réplica al nacimiento de la libertad individual.
Lo primero que hay que comprender sobre la confianza es que no podemos esperar encontrarla presente así como así. Exige ante todo trabajo constante en ofrecer un terreno favorable para que se establezca. Pero, ¿cómo conseguirlo?
No le podemos exigir confianza a los demás; sería un intento vano: no podemos sino ofrecerla. Tampoco podemos fabricarla a partir de medidas de orden estructural, porque la confianza no resulta de estructuras sociales, sino que es su mismo fundamento. Nos encontramos hoy día en un proceso histórico de cambios en la consciencia, proceso que hace necesario crear la confianza a nuevo, pero ello sólo es posible a partir de la individualidad de cada uno.
No caben ni la disculpa ni la resignación. Entonces, sólo queda el recurso de aceptar esta pérdida general de confianza ya presente en todas partes y tomarla como oportunidad de imprimirle un nuevo perfil al trabajo en común basado en el esfuerzo y la libertad individuales.

Para poder describir brevemente esta oportunidad, insisto en 4 procesos sociales que me parecen determinantes para todo trabajo en común.
El encuentro entre personas
Quien quiera establecer la confianza deberá ante todo deshacerse de la costumbre de mirar al otro con ojo “analítico”, clasificándolo según criterios ‘precisos’, porque los criterios que se refieran al origen, la función social, las capacidades, la posible utilización, etc. carecen de importancia. Todo encuentro humano reposa sobre la realidad, no sobre una suposición de probabilidades o sobre una eficiencia que se pueda garantizar. Quien pide una garantía demuestra con ello que no quiere el encuentro. Si realmente lo quisiera, haría un esfuerzo para llegar a él, sin condicionamientos previos.
La transparencia
La segunda causa importante de dificultades para que se establezca la confianza a menudo es la falta de transparencia en los procesos comunitarios. Ya sea intencionadamente o por distracción, se retiene información o se distribuye de manera selectiva. Esto reside eventualmente en un miedo semiconsciente: “si yo entrego las información que poseo, otros podrán utilizarla y así serán independientes”. ‘El saber es  poder’, se dice, pero es sólo la mitad de la verdad. Falta agregar la mitad restante: ‘un conocimiento selectivo debilita a todos’. 
La transparencia no consiste sólo en dar todas las informaciones en el momento adecuado y en su totalidad, sino requiere también que la información sea recibida de manera justa. Estos dos gestos exigen confianza, pero al mismo tiempo la crean. Inversamente, una decisión en sí justa y fructífera puede producir un efecto negativo si las leyes de la transparencia han sido quebrantadas.

La deliberación
En lo que respecta a la deliberación, lo más importante consiste en llegar a ella  basándose sobre la relación entre las personas y la sinceridad de los procesos sociales de la mejor forma posible. La meta a tener en cuenta aquí son los objetivos de la institución y su  desarrollo futuro.
En el proceso deliberativo, cada uno aporta lo mejor de sí mismo: sus conocimientos, sus capacidades y sus ideas. Si aquí no existe la confianza, los individuos (o pequeños grupos en el seno de la comunidad) delimitan sus territorios, defienden sus posiciones, y las cuestiones de poder sustituyen a las de conocimiento.
La condición previa para que nazca aquí la confianza es la de estar en condiciones de diferenciar las opiniones de los pensamientos (juicios) y de las ideas. Hoy día está muy extendida cierta frustración con respecto al pensar. Pero esto reside en el hecho de que, en realidad, no se lo conoce, y en que se le confunde con el opinar. Este error contribuye mucho a la desconfianza social.
La decisión
Si es verdad que todos los que quieren comprometerse o se sienten involucrados, deberían tomar parte en los procesos de deliberación, es justo que la decisión sea tomada por los que habrán de responsabilizarse de ella (puede tratarse de un pequeño grupo o de un individuo aislado), porque la responsabilidad forma parte de la decisión, así como la libertad de juicio. Sólo bajo esa premisa una decisión será tomada de una manera realmente individual.
De la misma forma en que me confronto francamente al otro en el encuentro individual, así mis decisiones tienen también por efecto una responsabilidad individual frente a la comunidad.







[…]Preguntas para un examen de sí mismo
Las bases del nacimiento de la confianza no deben buscarse en ‘los demás’, sino en cada uno de nosotros. Tan inútil es deplorar la desaparición de la confianza como tomar medidas de orden estructural para ponerle remedio. Si se quiere contribuir, habrá que tener muy en claro que se debe ir conforme con las leyes sociales. Pero en el trabajo en común no podemos limitarnos a una simple aportación del principio. ¿Cómo se vuelven fecundos, en una situación concreta, los acercamientos generales?
Podemos pasar del conocimiento al acto ayudándonos de las siguientes preguntas:
· ¿Estoy seguro de haber comprendido la preocupación de mi interlocutor como tal, justamente cuando es contraria a mis propias intenciones? Si fuera necesario, ¿debo preguntarle hasta que lo comprenda?
· ¿Prometo, una vez al menos a título de prueba, ver el asunto con los ojos del otro?
· ¿Hago un uso responsable de las informaciones obtenidas? ¿Tengo una idea clara del contexto dónde la discreción es de rigor y, por lo contrario, del contexto donde es mi deber no guardar las informaciones para mí?
· ¿Me esfuerzo para que mis colegas sean lo más autónomos posible, por ejemplo con informaciones puntuales y globales, o prefiero que sigan dependiendo de mí, ‘el saber, clave del poder’?
· ¿Me siento corresponsable de que no haya ningún proceso de trabajo turbio en mi institución – independientemente del hecho que yo esté ligado a ella?
· En mi contribución a los debates, ¿persigo metas tácticas que me son propias o tengo en cuenta el bien general, de la institución o del colega o del alumno?
· ¿Tengo claro que la delegación de tareas precisas a colegas generalmente no tiene sentido si no está ligada a una autorización de decisión, la cual va además precedida de un deber de consulta muy vasto?

La mayoría de los conflictos graves probablemente hayan comenzado un día de manera anodina y sin mala voluntad, por falta de percepción de sí mismo o por ausencia de conciencia de los procesos sociales. Para que se establezca una dictadura por incapacidad, no se necesitan dictadores apropiados: surgen solos. Es decisivo el rol de los que son partícipes del juego, aun cuando sufran bajo el estado de cosas. Y lo mismo vale a la inversa para la formación de la confianza.

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La Terapia Filosófica

         Desde sus comienzos en Köln, Alemania, la terapia filosófica se diferencia de la psicoterapia en que ofrece una comprensión integral de la persona, evitando cualquier teoría psicológica previa que eventualmente pueda encasillar al paciente en una estructura ya establecida. La ventaja radica en una orientación de la persona de acuerdo a su propia medida, porque es desde ella misma que la persona comprende y desea ser comprendida. En las psicoterapias tradicionales, muchas veces el trabajo terapéutico consiste en resolver el problema para que el paciente vuelva a integrarse „normalmente“ en la sociedad, mientras que en la terapia filosófica lo que se busca es un enfoque crítico que pueda incluso poner en tela de juicio aquellos criterios sociales entendidos como normales y preguntarse por qué deben ser necesariamente aplicados a todos por igual.
Aunque para muchos la psicoterapia sigue siendo una forma válida de alcanzar un conocimiento personal donde se encuentran aspectos de uno mismo desconocidos hasta ese momento, y esto es sin duda enriquecedor y curativo, sin embargo otras personas prefieren, ya sea después de una experiencia en psicoterapia o independientemente de ésta, ordenar sus ideas y contemplar la propia vida desde una perspectiva no ya interna, llevando a la conciencia los contenidos del inconsciente, sino metafísica, desde una altura de reflexión que va más allá de nosotros mismos y nos habla a partir de una universalidad de nuevos puntos de vista hasta ahora insospechados.
La terapia filosófica no es por lo tanto un método alternativo, sino una alternativa a los métodos tradicionales. Ofrece una guía en la reflexión ordenada de los problemas existenciales, precisamente porque desde la antigüedad, tanto de Oriente como de Occidente, la Filosofía representa la forma más elevada y noble de terapia para el alma, con lo cual también puede ser un recurso de gran utilidad para los profesionales de la psicología.
         Debemos pensar que una vida sin examen no merece la pena ser vivida. Cuando sufro, soy yo quien sufro; y esta referencia a mi propio ser muestra que la respuesta a ese sufrir debe centrarse en la búsqueda no ya meramente curativa del dolor específico, sino que nos restituya a la comprensión originaria de nuestro ser en el mundo. Una respuesta de esta naturaleza es una respuesta totalizadora, globalizante, metaclínica porque va más allá de las teorías médicas en vigencia. Pensar el sufrimiento, por ejemplo, es una tarea en la que ponemos en juego nuestra salvación como personas, el sentido y el destino del hombre. Por otra parte, quien sufre se encuentra solo en su sufrimiento, porque cada sufrimiento es en sí incomunicable e intrasferible. Y muchas veces esta soledad es fuente de un sufrimiento mayor, por lo que la persona se angustia no sólo en y por el sufrimiento, sino en y por la soledad de su padecer.
         Para ello, la terapia filosófica brinda la posibilidad de tratar el problema desde el problema mismo, sin recurrir al análisis de las emociones que son su consecuencia, ni remontarse a una infancia difícil donde se encontraría la causa que genera el problema. Esto se traduce en una reducción significativa del tiempo de terapia, que puede ir desde dos o tres consultas hasta unos cuatro meses en el caso de un problema con muchas ramificaciones o subproblemas. También puede ocurrir que la consulta no se vincule necesariamente con problemas personales, sino con la finalidad de discutir ideas y diversos enfoques sobre la propia vida y el mundo en que vivimos.
„Lo esencial no es lo que padeces, sino cómo lo padeces“, decía Séneca. Y también „Nadie me parece tan desgraciado como aquel que nunca experimentó una desgracia“. A partir de aquí puede avanzar la reflexión hacia el sentido de aquello que padecemos, y mostrarnos paulatinamente una variedad de opciones frente al problema: en definitiva se trata de recuperar esa „inteligencia práctica“ que los antiguos filósofos admiraban, porque en su ejercicio alcanzamos una vida plena en relación con las otras virtudes fundamentales del ser humano: justicia, fortaleza, templanza. La inteligencia práctica o prudencia nos enseña cómo obrar de manera éticamente correcta en una situación dada, y esta capacidad práctica, al ser „inteligencia“ está fuertemente ligada a la razón, que por tanto debe entrenarse en un pensamiento ordenado y coherente para enfrentar las adversidades de la existencia. No es malo el sufrimiento en sí, pero puede ser malo para nosotros si no lo enfrentamos de la mejor manera posible: sabiamente.

Dr. Gerald Cresta
Asesoría y Terapia Filosófica
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Poniéndonos las pilas
Nuestro Sistema Inmune, otra obra maestra de la Naturaleza, nos protege y defiende de todas las agresiones.
El cadmio y el plomo que se encuentran en las pilas que desechamos, inhiben y destruyen nuestro Sistema Inmune, y con él nuestra vitalidad, haciéndonos más vulnerables a cualquier enfermedad, ya sea infecciosa como degenerativa.
En la actualidad no existen maneras de resolver el problema más que paliativamente, es decir, guardando las pilas en bloques de cemento para no contaminar la tierra y por ende todo lo que existe sobre ella.
Demás está decir que de esta manera no se ve resuelto el problema, ya que dejamos “el paquete” para las generaciones venideras….
La única manera en que podemos ayudar de verdad es “consumiendo menos”. Recordemos que ¡más de la mitad del consumo de las pilas pertenece a la industria del juguete! Sería una de las muchas posibilidades de buscar soluciones, recurrir por ejemplo a juguetes de madera, lana, seda o algodón, que son más cálidos y además inocuos.

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PREVENIR

         Con la llegada de este invierno, que ya finaliza, hemos asistido al  incremento de enfermedades respiratorias en niños pequeños, siendo la BRONQUIOLITIS y sus complicaciones el proceso respiratorio que provocó mas internaciones en menores de un año. En los últimos años hemos visto que cada vez son mas pequeños los bebés que requieren internación por estos procesos. Sobre este hecho cabe preguntarnos si muchas de estas internaciones no pudieron ser evitadas; y a la luz de una revisión retrospectiva de los cortos historiales de estos niños llegamos a la conclusión de que la mayoría pudo haber sido evitada.
         Hubo factores predisponentes que escaparon a la prevención, como los antecedentes familiares de enfermedades respiratorias o alérgicas, o el aire contaminado que se respira en la gran ciudad; pero hay factores que condicionaron o agravaron estos procesos respiratorios y podemos encarar una prevención desde diferentes situaciones vitales.
 A saber:
-Desde el nacimiento: Los niños nacidos por cesárea no han pasado por la experiencia madurativa del parto, además de nacer casi siempre antes del momento ideal, por ende con una maduración pulmonar aun incompleta.
-Desde la alimentación: El pecho materno debe ser el alimento exclusivo de los primeros seis meses de vida, ya que, como se sabe, provee defensas, factores madurativos, etc. La incorporación precoz de leches maternizadas u otros derivados lácteos puede predisponer a enfermedad respiratoria u otros disturbios inmunológicos en algunos casos.
-Desde el entorno: La concurrencia temprana a jardines maternales predispone a los bebés a contraer infecciones virales para las que no están capacitados a defenderse adecuadamente. La costumbre de mantener a los niños  durante los primeros meses en ambientes cerrados y muy calefaccionados tampoco es sana; nuestro clima no es extremo y los pequeños también necesitan aire puro en invierno.
-Desde los hábitos: En los hogares en los que se fuma los niños son más predispuestos a las enfermedades respiratorias. El paseo a centros comerciales y supermercados expone a los pequeños a respirar aire enrarecido y compartido con demasiada gente; lo mismo sucede con el transporte público durante las horas pico. La utilización indiscriminada de nebulizaciones para combatir simples resfríos a veces complican los procesos; las nebulizaciones en lactantes pequeños deben ser indicadas por el médico y nunca se deben utilizar nebulizadores ultrasónicos. Jamás medicar a los bebés sin consultar al médico.
-Desde el amor y la contención: Desde el nacimiento y durante un largo período el Ser-Humano es absolutamente dependiente del individuo adulto y no solo requiere Amor en los cuidados sino que también debe percibir la seguridad y la contención de quien lo cuida para poder desarrollarse en salud y armonía.
         Si algunas de estas recomendaciones fueran tomadas en cuenta, probablemente el próximo invierno tendremos menos internaciones. Gracias.


                                                                                              Dr. Miguel Ángel  Fernández
                                                                                                      Médico   Pediatra

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QUÉ ES LA AGRICULTURA BIODINÁMICA?

La agricultura tradicional nace desde la época de los primeros asentamientos tribales del hombre, ante la necesidad de suministrarse sus propios alimentos.
A partir de la revolución industrial (siglo XIX ) y del aumento poblacional, la agricultura se ve ante la necesidad de producir más alimentos; surge la industrialización y la incorporación a la tierra de fertilizantes químicos, insecticidas, herbicidas y hoy en día los cultivos transgénicos, aumentando así la producción pero con la desventaja de la disminución de la fertilidad natural de la tierra y por ende la calidad  de los cultivos.

Ante este desarrollo, en los años veinte comenzó a crecer en muchos agricultores la preocupación, hasta que finalmente un grupo de ellos pide al Dr. Rudolf Steiner  que les suministre información. Por ello en el año 1924 en Koberwitz, Silesia, Alemania oriental, Rudolf Steiner imparte el curso fundamental de agricultura con ocho conferencias, en las que expone principios y prácticas de lo que más tarde se llamó agricultura biodinámica (Bio-vida, Dinámica -acción de la fuerza).

Esta agricultura tiene por objetivo producir cultivos biológicos naturales (hortalizas, cereales, hierbas medicinales, forrajes, frutas, etc) a partir de prácticas agrícolas para obtener alimentos sanos y con métodos que armonicen con la naturaleza (preparados biodinámicos, compostaje, control biológico de plagas, calendario lunar, biodiversidad, etc). Estas prácticas ejercen una influencia vivificante en la tierra, aportando fuerzas biológicas a la misma, lo que se manifiesta en plantas más vigorosas que redundarán en la salud de los animales y de los seres humanos.

Han pasado más de 80 años de las conferencias que dictó Rudolf Steiner y hay establecimientos biodinámicos por todo el mundo en respuesta a mejorar la sanidad de la tierra, los cultivos y  la calidad de vida. No son sólo respuestas teóricas, sino prácticas, cuyos efectos se pueden comprobar científicamente.
La agricultura biodinámica hoy despierta en mucha gente bastante interés, ya que es una alternativa a la creciente agresión al medio ambiente de parte de una economía que no tiene en cuenta la preservación del equilibrio del hombre con la naturaleza.

                        
                                                                                              T.Agr.    JORGE GIUSTO

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¿Qué es la enfermedad periodontal?

Pocos saben que un diente no se encuentra firmemente unido a los huesos maxilares. Entre éstos y cada pieza dentaria se encuentra el llamado “tejido periodontal”. Podemos asemejar este tejido fibroso a una articulación o colchón de aire que permite la movilidad del diente dentro de su alvéolo y distribuye en forma pareja las fuerzas masticatorias sobre la superficie dentaria.
Si este sostén se ve afectado aparece una movilidad anormal, el tejido óseo se retira y las encías se retraen; es lo que conocemos comúnmente como “piorrea”.
Esta lesión se presenta bajo dos formas. La más conocida es el proceso inflamatorio: encías enrojecidas (a veces violáceas), sangrantes y, a veces, purulentas (pus). Para un odontólogo de orientación antroposófica esto se traduce como un “desbordamiento” de la vida metabólica y puede estar asociado a desequilibrios gástricos como gastritis, dispepsias, digestión lenta, etc. o patologías del intestino como constipación o colon irritable. Un signo visible en la boca es la saburra, mancha espesa de color blanca sobre el dorso de la lengua.
La otra manifestación es aquella en la que las encías se retraen sin inflamación ni sangrado y está ligada a afecciones del sistema nervioso. Se manifiesta con preferencia en personas con alteraciones nerviosas, trastornos del sueño, marcada tendencia neurótica o muy estructuradas. Pueden además presentar bruxismo -sobrepresión de los maxilares entre sí- generalmente durante la noche y, en casos extremos, durante el día. Este exceso de presión conduce a la ruptura de las fibras periodontales favoreciendo la retracción y la movilidad anómala de las piezas dentarias.
Así, la boca nos revela el verdadero origen de este trastorno permitiendo, a través de medicamentos de orientación antroposófica, devolver el equilibrio a los órganos internos afectados y reflejarlos en la salud bucal.
Resulta clave a modo de prevención una correcta higiene bucal para evitar la acumulación de sarro, controles odontológicos periódicos, alimentarse en forma equilibrada y llevar adelante una rutina de ejercicio físico para evitar el sedentarismo y el stress.

Dra. Annabelle Pin

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Qué hay con la papa y el tomate?
Las famosas Solanáceas

Es frecuente que los médicos recomendemos consumir abundantes frutas y verduras; no obstante hay algunas cositas interesantes que debemos tener en cuenta.
El almidón de la papa ofrece bastante resistencia a la digestión. Sabemos, además, que en la capa verde debajo de la cáscara, la papa nueva contiene un alcaloide venenoso llamado solanina, y el exceso de consumo del mismo puede llegar a aletargar a la persona, quitándole agilidad mental y disminuyendo su estado de alerta normal.
También es sabido que para que los brotes no sigan su proceso de crecimiento, se los somete a  radiaciones …….
Se aconseja consumir la papa no más de dos veces por semana, guardarla en lugares oscuros y no consumir brotes ni partes verdes.
El tomate es un alimento rico en hidratos de carbono, vitaminas y sales, pero contiene los mismos alcaloides que la papa (solaninas). Éstos disminuyen cuando está la fruta muy madura, o sea cuando ha absorbido suficiente cantidad de luz y calor, por lo que desaparecen las partes verdes donde está el tóxico. Se recomienda, por lo tanto, su consumo de uno o dos veces semanales, bien maduro, y consumirlo dentro de lo posible sin piel ni semillas.
Otras solanáceas son el morrón y la berenjena; también conviene consumirlas con moderación.

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Qué hacer cuando falta una pieza dentaria
Diagnostico y planificación del tratamiento odontológico
Cuando un paciente concurre a la consulta odontológica por pérdida de piezas dentarias, se realiza el diagnóstico y posteriormente un plan de tratamiento.
Si bien es cierto que cada caso requiere una solución personal e individual, es necesario que el paciente se informe de los trastornos que acarrea la no restauración de las piezas dentales. En la boca debe existir un equilibrio para lograr un buen funcionamiento del sistema masticatorio.
No olvidemos que, aparte de la estética comprometida, se altera el plano oclusal ocasionando escalones, y consecuentemente, las fuerzas masticatorias que deberían recaer en forma vertical en los molares y premolares, comienzan a actuar de forma paranormal, trayendo consigo una perturbación de las mismas con compromiso gingival y periodontal .
Además, la ausencia de estas piezas produce trastornos en la fonación y en la deglución,  según sea la ubicación de la pérdida.
Existen para la rehabilitación distintos tipos de pernos y coronas de porcelana; como primera medida se coloca una corona o puente provisorio, reemplazando así las ausencias y recuperando la estética y la función.
Por eso es necesario que se consulte al odontólogo para que el mismo aclare todas las dudas y plantee las diferentes soluciones, encaminándolo a una odontología  preventiva.

Dra Lucila Freire (odontóloga)

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Nos necesitamos mutuamente

LAS  PLANTAS MEDICINALES- Regalo  de  la  Naturaleza

El reino vegetal es el que más se complementa con el ser humano, es como si respiráramos juntos; cuando nosotros exhalamos, ellos inhalan y viceversa y, en esa función respiratoria, surge un ritmo de vida. Nos necesitamos mutuamente.

La respiración ya es un alimento; pero las plantas también nos alimentan con su propio cuerpo y, como si eso fuera poco, nos curan con su propia esencia.

Las plantas combinan las fuerzas del Cosmos con las de la Tierra. En ese quimismo se armonizan las polaridades de liviandad y pesantez, de cada región, de cada terreno. Sus formas y sus gestos tienen que ver con la mayor o menor atracción de estas fuerzas.

Algunos, por ejemplo, ceden demasiado a lo terreno; caen sus ramas, quieren tocar el agua o la tierra (son llorones, melancólicos). Otros se elevan altivos (palmeras); en su afán de crecer no miran lo que les rodea, sólo lo alto les interesa.
Otros tienen más ambiciones: lo térreo, la altura, las lateralidades .... se detienen formando grandes ramas laterales, tratando de gozar también de esa lateralidad (eucaliptos, gomeros). Son los que nos donan su sombra, aquellos que acogen a muchos pájaros.

Si sabemos observarlas, encontramos que un mundo nuevo se presenta a nuestros ojos.
Hay especies que se adaptan a distintas regiones del planeta. Otras, las autóctonas, nacen libremente en cada región, en cada país; toman las fuerzas propias del lugar. Son las que, al igual que el hombre de ese lugar, luchan con las condiciones climáticas, atmosféricas, contaminantes ... y si el hombre decae en sus fuerzas, son ellas las que llevan en sí las fuerzas para ayudarlo. Por ello, en toda región donde se desarrolla una enfermedad, deben buscarse –allí mismo- las plantas para curarla.

La planta no enferma con las fuerzas que atacan; se deforma, cambia, pero no enferma.
El hombre se enferma, por eso debe valerse de las plantas del lugar, de aquellas que le hicieron frente a esas fuerzas. Aquellas que condensaron en su raíz, en sus hojas, en sus flores o frutos, las fuerzas de oposición a ese medio no beneficioso.
Esa planta, toda entera o sólo en parte, transformada o deformada, es la que va a tener en sí las fuerzas para oponerse al mal que aqueja al hombre. Estas son las plantas medicinales.

Observemos las partes de la planta: tiene una raíz, tallo, hojas, flores, frutos.
La RAÍZ es la que lleva todas las fuerzas condensantes; produce algo macizo, duro. Allí se concentran gran cantidad de minerales.
Las HOJAS son las que llevan a cabo el quimismo y la respiración, las que armonizan las fuerzas de la pesantez y la liviandad, luz.
Las FLORES son las que suavizan, colorean, elevan, aromatizan. En ellas todo es etéreo y hay liviandad. Se dan, se entregan a las fuerzas cósmicas. Podríamos decir que en ellas están las fuerzas del color, del aroma que se expande.
Y luego la SEMILLA, donde se concentran esa luz y el calor; donde el aroma se hace esencia –oleos concentrados-.

Si comparamos la planta y el ser humano podríamos decir: la raíz de la planta es como la cabeza del hombre (densa); las hojas son como el aparato respiratorio y circulatorio del hombre, armonía entre aire y circulación sanguínea (savia). Las flores son como el aparato metabólico (abdomen) del hombre, allí donde se hallan los órganos reproductores, se produce el encuentro con el calor y el aroma.

Con veneración podemos decir que la planta es como un hombre invertido.
La planta toda puede ser medicinal. Pero, podemos hilar más fino y decir: la sustancia medicamentosa que extraigo de la raíz, serviría especialmente para curar disturbios de la cabeza. La hojas serían las más aptas para el aparato respiratorio y circulatorio; y las flores, serían las más indicadas para el aparato metabólico.
Es como si la evolución desde la planta al ser humano, hubiera dado un giro de 180º.
La planta cabeza abajo, sin poder despegarse de la tierra; el hombre se yergue
sobre todos los reinos de la naturaleza, se individualiza, se despega de la tierra, lleva en sí, las fuerzas que lo hacen conciente de esa individualización. 
Las plantas se entregan al hombre como si este fuera un pequeño Dios, se sacrifican ante un ser superior.

El hombre todavía está en camino de tomar conciencia de esto, y por eso se cometen errores y no se sabe qué hacer con las plantas y menos aún con los animales.
Solamente con un despertar de conciencia respetaremos nuestro suelo, nuestras plantas y animales. Y reconoceremos al otro ser humano como un compañero de ruta, sin importar las razas, ni religiones, ni países, unidos con una conciencia común de respetar a la Tierra, Madre de Todos.
           
                                                                                            Dra. Amalia Altobelli

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La receta: Moldeado de trigo burgol y porotos negros
Ingredientes:
1 taza de trigo burgol cocido
1 cebolla rehogada en un poco de aceite
4 cucharaditas de gomasio
5 nueces picadas
8 cdas. de porotos negros cocidos
Comino, ajo en polvo, nuez moscada, salsa de soja.

Remojar los porotos negros el día anterior; al otro día hervirlos en agua hasta que estén a punto.
Colar los porotos, agregar los condimentos y hacerlo puré.
Forrar un molde de budín (10 x 30) con nylon o papel manteca y distribuir en la base la pasta de porotos.
Cocinar el trigo burgol con dos partes de agua y un poco de sal, por 20 a 30 minutos. Utilizar una vez que está tibio.

Rehogar una cebolla con un poquito de aceite.
Mezclar el trigo burgol con el rehogado, el gomasio y las nueces.
Distribuir en el molde, presionar y reservar en la heladera.
Servir acompañado con zanahorias al vapor, pickles rápidos y mayonesa de chauchas



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